lunes, 14 de mayo de 2012

Happy tree friends/Flippy x Flaky,Fliqpy x Flaky/Rating M.

Dos presentes


Para Histeria fandom. Promptmanía multiprompt. Notar~

.5.

Flippy aferró el mango dorado con una fuerza que pensó que no tenía y se inclinó sobre Flaky, preguntándose qué hacer, con el sudor corriéndole a espesas gotas por la frente arrugada con preocupación.

Flaky notó su desconcierto, si bien no los amagos que hizo para conservar la compostura contra sí mismo.

—Debes romper mi ropa...sin herirme...ni nada peor que...un rasguño accidental...para que después yo p-pueda darte...tu verdadero obsequio...Flip...si estás dispuesto...—su vergüenza a penas y la dejaba hablar pero aquellas palabras le cortaron el aliento a Flippy y levantaron la parte baja de su cuerpo, laxa y casta hasta un momento atrás.

Flippy temblaba solo un poco menos que ella y porque se obligó a contenerse de cualquier ataque de pánico naciente. La locura era una amenaza constante pero ahora también enfrentaba el abandono y el eterno planteo acerca de hasta dónde le hacía un favor a Flaky al dejarla ir, sabiendo que ninguno de sus otros pretendientes presuntamente sanos en la sien interna se esforzaría tanto por ella, más allá de los terribles resultados que lo obligaron a cuestionar el que volvieran a ser pareja.

Estuvo a punto de rasgar -vencido por la lujuria- la camisa de gasa, cuando se le ocurrió algo que Flaky pareció leer de maravilla en sus pensamientos:

—Tengo un vestido de repuesto en mi mochila.—explicó ella sonriendo, con las mejillas tan rojas que casi se confundían con su espesa cabellera.

Flippy luchó con horror al sentirse lejos de su cuerpo un instante, cuando el cuchillo voló por encima de la tela, provocando que al llegar al otro lado del torso de Flaky, esta se rasgara como por arte de magia, revelando sus senos, los pezones color sangre erectos ante el aire fresco de la estación.

—¡Flip!—exclamó Flaky, cubriéndose la boca con las manos, en tanto Flippy (expulsado como a través de una ventana y obligado a mirar aquello entre inútiles alaridos que no traspasaban el abismo de su alma perturbada) se colocaba la cuchilla en la boca y le separaba a ella las piernas, corriéndole las bragas para que dejaran paso a la verga erecta que se sacó de los botones abiertos del pantalón militar.—Aún...la falda...y...¿Flip?—ella trató de mirarlo directamente al brillante ojo amarillo. Contacto que Flippy rechazó sacudiendo la cabeza hacia atrás, como si tuviese un ataque de maligna risa.

—Bueno, lo haré como tú quieres. Pero que no se te olvide que me debes un favor, ¿eh?—el cuchillo volvió a bailar hábilmente, obligando a Flaky a ahogar otro alarido con sus dedos estremecidos, en tanto el elástico de su falda era cortado en un nanosegundo y a él le seguía un tajo inmediato que reducía el cilindro azul a un trapo de forma rectangular sobre el cual descansaban largas piernas pálidas, salpicadas de pecas y un par de bragas con polluelos.

Diabólico clavó los ojos en la pequeña prenda antes de colocar la daga de nuevo en su estuche, tras lanzarle una orgullosa mirada apreciativa que halagó a Flaky.

—Hoy decidí enfrentar muchos de mis miedos. El que tengo a quedarme sola contigo, el de convertirme en una mujer completa...y lo de las aves. To-todo, Flip.—comentó Flaky, con el dedo índice de la mano derecha doblado a la altura de su mentón y pronto cerrando los ojos, mordiéndose el labio inferior en tanto Diabólico le metía un dedo entre las piernas, descorriendo el fondo de dichas bragas, provocándole intensos gemidos y sacudidas húmedas que acompañaban los movimientos.

Flippy podía escuchar cómo le latía el corazón y fue cuando empezó a estar más cerca de Diabólico, que antes de cederle el control con una sonrisa de complicidad que en parte le cayó simpática a Flippy, si bien seguía queriendo romperle la cara al hombre que era él mismo.

—También me gusta.—explicó prendiendo un cigarrillo y desvaneciéndose mansamente, dejando a Flippy bajo el árbol de hojas amarillas, con Flaky que lo miraba agitada por las sensaciones que le proveían sus ágiles dedos.

—Flippy...puedes...tomar lo que quieras de mí...lo que más quieras...

Pero Flippy, a pesar de acompasar ese movimiento con otro de su propia mano que lo libraba de la dura frustración en su entrepierna, pudo hacer una broma más que apropiada, que coronaría felizmente la reconciliación exitosa:

—¿No esperarás a la boda, mujer?

1 comentario:

Unknown dijo...

Oohhh (☆0☆) me encanto tu pequeña historia, soy fan de flippy x flaky son tan hermosos jaja.